Hay circunstancias que nos obligan a tomar una decisión que cambiará nuestra vida para siempre: dejar nuestro hogar.
Al emprender ese viaje forzado hacia un mundo desconocido, sentiremos el desamparo y conoceremos nuestros límites.
Soltar amarras y pintar un cuadro tienen algo en común: Se sabe cuándo comienza la aventura, pero no se sabe cuándo ni cómo terminará.
No seremos los mismos después de atravesar esta experiencia.
Habremos crecido en sabiduría y en conciencia.
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